En la conversación del ascensor, en el bus y en todas las noticias se repite la misma palabra: Coronavirus. ¿Pero qué sabemos sobre los Coronavirus? Pues bien, aunque todos lo relacionemos con una enfermedad mortal de humanos, los Coronavirus son un grupo de virus de la subfamilia taxonómica Orthocoronavirinae de la familia Coronaviridae.
Guardan en común unas características similares, pero para cada especie gatos, perros, vacas... existe un tipo diferente de Coronavirus. El problema principal de este virus es que tiende a mutar bastante, y en el momento en el que somos infectados con este virus se desarrollan Cuasiespecies, que son grupos de virus mutantes que crecen dentro de un huésped. Existen distintos tipos de Coronavirus, unos son respiratorios; como los que están afectando a humanos produciendo neumonías graves, y por otro lado, los hay digestivos; que por ejemplo, afectan a terneros y les ocasionan descomposición.
En esta ocasión se ha producido un salto entre especies hasta llegar a la humana, y esto es debido a que alguna de las ya nombradas, cuasiespecies, tienen la capacidad de infectar a otra especie distinta de la que vienen. El contacto entre el ser humano, y las especies salvajes infestadas de virus, incrementan las posibilidades del contagio de un virus que no es dado en humanos. La rápida dispersión del virus, se debe a que ninguna de las células está preparada contra esa nueva proteína que lleva el virus. Las células reconocen esta nueva proteína, pues es muy similar a las que existen ya en el cuerpo, dentro de las células el virus se multiplica, y dependiendo del lugar dónde lo haga, ocasiona unos problemas u otros.
Las vacunas existentes para combatir el virus en los animales no funcionan con los humanos. Pues cada especie concentra un virus diferente, y este contiene unas proteínas específicas. Cuando se crea una vacuna, se hace contra esas proteínas específicas que son las que reconoce la célula. Y por ello, por ejemplo las células de un ternero, reconocen un tipo de proteínas que no reconoce las del perro. La vacuna alerta a las células de que esa “proteína extraña”, que es la que tiene el virus, es la que se debe eliminar. Con lo cual, si se quiere crear una vacuna efectiva, se tiene que detectar esa proteína, entonces hacer la vacuna será un proceso lento.
Lidiar con este virus no es tan sencillo, pues para estas enfermedades se usan antivirales, que no son tan efectivos como los antibióticos, que eliminan directamente las bacterias. Lo primordial es buscar una vacuna y evitar a toda costa que el virus se disemine.
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